Jan 21, 2010

Chile, Piñera, Bachelet... Pinochet Nunca Se Fue.


El domingo pasado por la tarde comenzó a circular por la red la noticia del triunfo del candidato Piñera en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas. Una noticia que sin duda tiene todos los ingredientes para hacerla lamentable, para amargarle a uno la tarde. Tan solo el hecho de pensar en un reciente triunfo del candidato de la derecha pro-Pinochet en Chile a varios podrá causarles extrañeza, decepción, quizás hasta un cierto enojo ante el regreso de semejante esperpento histórico, una pesadilla en varios actos que no deja de suceder desde mediados de los 70’s, cuando apoyado por la CIA y traicionando la confianza del presidente Allende, el entonces general Pinochet se sublevo contra el gobierno socialista de Chile y así asesto el primer golpe al desmantelamiento de la revolución chilena para después convertir al país en el conejillo de indias favorito de Milton Friedmann y sus “chicago boys”.

Pero si Pinochet fue atroz para la revolución, que han sido los gobiernos de la Concertación para Chile? Durante muchos años en países sin un rumbo claro como lo es México se nos viene dictando el “evangelio” de la prosperidad chilena y recientemente el de su “enorme civilidad política” para vendernos al neoliberalismo como un “hacedor de milagros”. El argumento de la prosperidad chilena es bastante relativo y con fundamentos débiles. Mas bien parece ser un argumento a favor del “nadie se queja, entonces estamos bien”, pero la realidad es que no todos están bien ni tienen posibilidades de estar bien en una economía basada groseramente en el mercado, con tan solo un mínimo de protección social y donde el que se cae ya muy difícilmente se levanta. Es una economía que se desarrolla en una sociedad que pareciera haber quedado mutilada por los años del terror fascista de Pinochet y sus aliados.

La economía chilena es un experimento llevado a limites que en ningún país medianamente democrático habría posibilidades de aplicar, y los gobiernos de la Concertación hicieron muy poco para cambiarlo. Dicen los analistas orgánicos del régimen que esto ha sido así debido a que el modelo ha funcionado muy bien... por eso ni siquiera los gobiernos “socialistas” se atrevieron a cambiarlo...pero, seamos sinceros. En primer lugar el último gobierno digno de llamarse socialista que hubo en Chile fue el de Allende, segundo el modelo económico chileno solo sirve a las elites, esas que apoyaron el golpe de estado y el terror en Chile, es decir, el modelo económico no cambia, el status quo no cambia; no porque esto sea bueno para el pueblo chileno sino porque sirve a los intereses del poder vigente, el mismo poder de la dictadura instaurada en los 70’s pero ahora bajo caretas distintas. A partir de esto pienso que es un error presentar a Chile como ejemplo de izquierda latinoamericana exitosa. No, Chile es un ejemplo de la “izquierda moderna” fracasada, es un ejemplo vivo de los resultados de aplicar los programas de la socialdemocracia reformista, de la demagogia social, de los membretes progresistas que no significan nada y solo sirven de careta a una derecha omnipresente. Hoy nos toca ser testigos de que al final de cuentas la “izquierda moderna” nunca acaba de cambiar las cosas de fondo y que tarde o temprano sólo acaba trayendo de regreso a la derecha y sus fascistas. Chile, así como México son ejemplos claros de que las revoluciones inconclusas nunca olvidan, o se cierra el círculo o se acaba en manos de la reacción y el fascismo.

Respecto al argumento de la civilidad de la clase política chilena que supuestamente sabe asimilar triunfos y derrotas dentro del entramado institucional de la nación. No puede hacer uno menos que extrañarse ante semejante argumento por ser tan falaz e hipócrita, y por supuesto no por ello menos favorito de varios de nuestros analistas orgánicos. Igual pensaba Allende (cometiendo un grave error de apreciación), que la tradición republicana de los políticos y ejercito chilenos prevalecerían siempre ante cualquier desencuentro entre su gobierno y la oposición. Desgraciadamente no fue así. Es muy simple remitirse a la historia y constatar la civilidad de la derecha chilena y su clase política que junto con las elites no dudaron en bombardear el palacio presidencial y desatar el terror contra sus opositores políticos en cuanto vieron sus intereses amenazados. Así que si el triunfo de Piñera ha sido tan terso y sin contratiempo no es precisamente gracias al grado de civilidad de la clase política chilena, es más bien gracias a que los intereses de uno y otro bando son los mismos. Su misión es continuar alimentando a un modelo económico excluyente a favor de las elites económicas, esas que se preservan y algunas veces hacen como que el pueblo chileno les interesa. Hacen suya la misión de preservar el silencio y hacer todo lo posible por olvidar el pasado incomodo, por olvidarlos a todos… menos a uno. El domingo pasado pudimos constatar que Pinochet no se ha ido, que sigue ahí presente en cada una de las instituciones chilenas dictando el rumbo sin piedad, como desde hace ya más de treinta años.

O.V.F



No comments:

Post a Comment