Jan 17, 2010

Haití y Nosotros

Haiti y Nosotros.

Durante los últimos días hemos sido testigos de quizá la mayor tragedia ocurrida al pueblo haitiano en su historia y probablemente una de las mayores a escala mundial. Un terremoto de más de 7 grados Richter azotó el territorio del primer país libre de Latinoamérica y arrasó con buena parte de la infraestructura del pequeño país caribeño. Los herederos de aquellos esclavos negros victoriosos sobre las tropas de Napoleón, sobre ingleses y españoles ahora perdían una inesperada batalla frente a la naturaleza y sobre todo frente a su propia e impuesta miseria.

Los herederos de Tussaint L`ouverture han entendido de un día para otro que un país hecho ya un desastre por décadas y décadas de intervencionismos imperialistas, bloqueos y gorilas pagados desde las metrópolis en turno, puede serlo aún más. Y desde lejos hay quien se asombra de lo que considera una condición ajena a nuestras tierras. Los medios masivos nos presentan un Haití miserable, un caos que merece condolencias y ayuda…sin duda, pero, y nosotros?, y nuestros mexicos profundos que tanto nos pesan?.., no merecerían una vista con espanto e indignación? No se merecerían un “golpe de timón”, acciones de emergencia nuestros crecientes millones de miserables?... Haití es un país de cerca de 9 millones de habitantes, mayormente pobres y sin educación, y con una minoría que concentra la mayor parte de la riqueza del país… ¿Qué es el México contemporáneo?

México tiene un crecimiento económico similar al de Haití (si, es cierto, aunque a muchos medios y analistas se les olvida), así mismo tenemos niveles de corrupción bastante cercanos a los del país caribeño que tanto se afanan en presentarnos como un estado fallido, pero acaso no somos nosotros también ya un estado fallido? (quién dice que no? Calderón??)... Escuchaba por la radio en días pasados que Haití en tiempos normales era ya de por sí “anormal”, entonces qué podíamos esperar, más que el caos, después de semejante tragedia como lo fue el terremoto de los días pasados. Aquí por mera curiosidad ( y quizá por una sana precaución) cabria peguntarnos cuál es nuestra “normalidad” y hasta qué punto lo que queda del entramado institucional de este país, que en tiempos “normales” tiene a millones de sus ciudadanos muriendo de hambre y enfermedades completamente curables debe ser nuestra aceptada “normalidad”. Va una rápida vista al México contemporáneo: Crisis económica endémica por ya más de 30 años, corrupción sin freno y arraigada a todos los niveles del “gobierno” y también en amplios sectores de la sociedad, violencia desatada en gran parte del territorio nacional, inseguridad creciente y sin control en prácticamente cada ciudad y pueblo de este país, amplias regiones de la república que en los hechos están fuera de la jurisdicción de lo que alguna vez fue el “estado mexicano”(si lo dudan, pregunten en Michoacán o Cd. Juárez a que autoridad deben dirigirse si de veras quieren arreglar un problema que se antojaría de índole legal, por supuesto no van a ir al palacio municipal), alrededor de 40 millones de pobres que prácticamente solo tienen lo que llevan puesto y un poco más, clase media en franco proceso de desaparición (IVA 16%, ISR 30%, IETU, gasolinazos, etc), grandes privilegios fiscales a corporativos consentidos del régimen (ante cualquier duda pregúntenle a los ex dueños de Cervecería Moctezuma cuánto pagaron al fisco por su “mínima” transacción de más de 7 mil millones de dólares, seguramente les dirán que “nada y qué?!, es legal”. Y si, tendrán razón, es “legal”. En esta nuestra “normalidad mexicana” la evasión masiva de impuestos por el gran capital es “legal” (¿?!!)), desempleo galopante y sin aparente solución, una creciente generación “nini” (“ni estudian ni trabajan”, ¿a cuántos conoce usted?, estoy seguro que a más de uno), una dependencia creciente y grosera del extranjero en todos los renglones; ciencia, tecnología, incluso en el alimenticio… y muchas otras “joyas” más que podría mencionar y que caracterizan a esta nuestra contemporánea normalidad. Así que, para las mayorías en este país y considerando estos hechos del día a día, en realidad ya qué tan lejos de Haití y sus calamidades estamos?. No es difícil concluir que cerca o no muy lejos o ya merito, al fin de cuentas México en tiempos normales ya es bastante “anormal”, así , como Haití del que nos separan unos kilómetros de mar, pero cada vez menos puntos porcentuales en los índices de pobreza de nuestra población. Y no, señor senador del PAN, la solución no es deshacerse de Pemex …

O.V.F.


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